Queremos compartir contigo el Vía Lucis que es una preciosa devoción en la que acompañamos a Cristo resucitado hasta que el Espíritu Santo desciende en Pentecostés.
Con este “camino de luz” queremos mostrarte ese otro lado de la moneda de la cruz, que es la alegría profunda y el sentido final que nos regala la Resurrección de Jesús.
De una manera muy original vamos a meditar juntos algunos pasajes del Evangelio que nos narran diferentes momentos vividos tras la Resurrección de Cristo. Los asociaremos a cristianos que sufren en diferentes países del mundo, pero siempre con una mirada en positivo, con una luz de esperanza que irradia su compromiso con la Iglesia y la valentía de su fe. Ojalá que esta Via Lucis sea una ocasión favorable para acercarnos a Cristo Pasión y Resurrección.
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Conoce su realidad
Te mandamos este Vía Lucis para conocer mejor la realidad que viven los cristianos perseguidos.
Reza por ellos
La oración nos une de una forma especial a nuestros hermanos perseguidos en la fe, por eso te invitamos a rezar por ellos.
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El Via Lucis, “camino de la luz”, es una devoción en la que se recorren catorce estaciones con Cristo triunfante desde la Pascua de Resurrección a Pentecostés, siguiendo los relatos evangélicos. Incluimos en esta meditación también la venida del Espíritu Santo porque, como dice el Catecismo de la Iglesia católica: “El día de Pentecostés, al término de las siete semanas pascuales, la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina” (Catecismo de la Iglesia católica, n. 731).
La devoción del Vía Lucis se recomienda en el Tiempo Pascual y en todos los domingos del año que están muy estrechamente vinculados a Cristo resucitado.
La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) sirve a la Iglesia católica en su labor evangelizadora, prioritariamente en las comunidades más necesitadas, discriminadas o perseguidas. Cuenta con 23 oficinas en el mundo desde donde lleva a cabo campañas de sensibilización, oración y recaudación de fondos para responder a las necesidades pastorales y de emergencia de la Iglesia que más sufre. Gracias a la generosidad de sus benefactores, financia, cada año, una media de 5.000 proyectos en 139 países de necesidad y persecución religiosa. Esta Fundación no recibe subvenciones de organismos públicos.